La historia asegura que, en Galicia, a pie de ese árbol se
hacían las asambleas y reuniones de los nobles y que bajo sus ramas se impartían
la justicia y se promulgaban las leyes y los decretos.
Se dice que los Druidas preferían su sombra para realizar
bajo ella sus rituales y por eso, además de otros significados, el roble se ha
convertido en el árbol de la libertad, la justicia y el equilibro.
Y la leyenda, siempre más allá de la historia, cuenta que
dentro de cada roble habita una Moura.
Las Mouras, se cree que son seres benéficos y protectores
sobre todo para los niños. Entidades mágicas con forma humana, hermosas y
perfectas que tienen su morada dentro de algunos árboles y transitan por los
senderos de los bosques, deteniéndose junto a las aguas de los ríos y de las
pozas, para contemplar su propia belleza.
Dicen también que ellas tienen la facultad de devolver la
salud a quien abraza su tronco sabiendo que está abrazando a una Moura, a una
deidad que reparte energía y fuerza.
Pero lo más importante de todo es conocer el viejo secreto
de las Mouras de los robles.
De todos es sabido que el roble tiene una serie de huecos en
su corteza, en su tronco y me contaron cuando era muy niña que si introduces en
uno de ellos una petición escrita de algo importante que necesites, la Moura
que lo habita hará todo lo posible por que se te conceda.
En él, bajo su amparo, se realizan muchos rituales consiguiendo
grandes logros, sobre todo cuando se confia a la Moura la salud y la protección
de algún niño.
Busca en tu paisaje algún roble y visítalo con frecuencia. A
las Mouras, como a todas las criaturas del bosque, les encanta la compañía de
los humanos.
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