martes, 12 de abril de 2016

MUJERES ASTRÓNOMAS. Las grandes desconocidas de la astronomía.

No podríamos pensar en la astronomía moderna sin el enorme trabajo de todas esas mujeres que, con su esfuerzo, dedicación y amor a la ciencia, nos han dejado su legado. Todas esas mujeres que, desde distintos países del mundo, han contribuido al progreso de la astronomía, la mayoría de ellas olvidadas por la historia. La presencia de las mujeres en la astronomía cuenta con 4000 años de antigüedad.

 
La suma sacerdotisa En'Heduana creó los primeros calendarios conocidos. Vivió en Babilonia 2300 años a. C.

Aglaonike (s. II. a. C.) vivió en la Grecia antigua y predecía los eclipses.
En Alejandría, Hipatia (s. IV), fue una gran filósofa, matemática y astrónoma. Algunos le atribuyen la invención del astrolabio, tres tratados de geometría y álgebra, cartas del cielo y un planisferio. Murió degollada.

Se desconoce si hubo mujeres astrónomas durante la Edad Media. Sólo se conoce a una española musulmana, de la época del Califato de Córdoba, llamada Fátima de Madrid. Su padre era astrónomo también y ella lo ayudaba. Escribió muchos trabajos de astronomía, llamados Correcciones de Fátima. Una obra suya, llamada Tratado del astrolabio, se conserva en la Biblioteca del Monasterio de El Escorial.

En el siglo XVI Sofía Brahe ayudaba a su hermano Tycho Brahe a calcular eclipses.
Durante los siglos XVII y XVIII la astronomía era considerada una actividad artesanal. Durante esos siglos, un 14% de las mujeres alemanas se dedicaban a la astronomía.

La astrónoma Maria Cunitz (1604 - 1664), era llamada la "Palas de Silesia" (Palas era el dios de la sabiduría). Escribió Urania Propitia, que eran como las Tablas Rudolphinas pero nuevas y simplificadas, más precisas y sencillas de usar, y también divulgó las Leyes de Kepler. Llegó a ser muy conocida en toda Europa.

Maria Eimmart vivió en la misma época que Galileo. Era hija de un astrónomo y realizó 250 dibujos de la Luna, con los que se pudo confeccionar un mapa lunar bastante preciso.

Maria Wilckelmann Kirch (Alemania, 1670 - 1720) fue una mujer avanzada para su época. Publicó trabajos sobre conjunciones y descubrió un cometa en 1708, pero fue atribuido a su marido. La Academia de Berlín le concedió una medalla de oro, aunque no le sirvió después de morir su esposo, para encontrar trabajo. Solicitó ocupar el puesto de su marido, pero no fue aceptada por ser mujer.

Caroline Herschel (Alemania, 1750 - 1848), hermana del famoso astrónomo William Herschel al que ayudaba. Descubrió 17 nebulosas y ocho cometas. En 1787 se le reconoció su condición de astrónoma por derecho propio y se le concedió un salario anual de 50 libras. Tras la muerte de su hermano volvió a su ciudad natal y escribió un Catálogo de 2500 nebulosas. La Royal Society le concedió una medalla de oro.

Mary Sommerville (Inglaterra, 1782 - 1872). Tuvo que casarse con su primo, bastante mayor que ella, para poder cumplir su sueño de introducirse en los ambientes intelectuales de la época. Publicó varios libros, el último a los 89 años.
La profesionalización de la astronomía en Europa en el siglo XIX propició la desaparición de la mujer en la ciencia. En cambio, en Estados Unidos sucedió lo contrario.

Maria o Mariel Mitchell (1818 - 1889), hija de un astrónomo. Descubrió un cometa que lleva su nombre, por el que se le concedió una medalla, estudió las manchas solares, los asteroides y los movimientos de los planetas.

El Profesor Pickering, de la Universidad de Harvard, contrató a un grupo de 21 mujeres, conocido como el Harén de Pickering para realizar tediosos trabajos de clasificación y catalogación de los espectros estelares hasta la magnitud 9. Entre ellas destacaron las cuatro siguientes:

Williaminna Fleming (1857 - 1911) fue la primera mujer que se contrató en Harvard. Descubrió las enanas blancas, 10 novas, 52 nebulosas y centenares de estrellas variables.

Annie Jump Cannon (1863 - 1941) creó el sistema de clasificación espectral de las estrellas.

Antonia Maury (1866 - 1952) inventó un sistema de clasificación con subíndices para las diferentes luminosidades de cada tipo estelar.

Henrietta Leavitt (1868 - 1921) descubrió la relación período-luminosidad para las estrellas cefeidas y 1.777 estrellas variables.

En el Observatorio de París se proyectó la Carta del Cielo, cartografiar todas las estrellas hasta la magnitud 11. Participaron 21 observatorios de todo el mundo. Contrataron a muchas mujeres ya que eran más baratas y eficientes, pero sus trabajos quedaron en el anonimato.
En España, en el Observatorio de la Armada de San Fernando (Cádiz) se contrataron a "cuatro señoritas medidoras de placas" e invirtieron 30 años de su vida en desarrollar ese trabajo.

Charlotte Moore Sitterly (1898 - 1990), astrónoma americana, publicó libros sobre el espectro solar.

Cecilia Payne-Gaposchkin (1900 - 1980) fue la primera mujer que realizó observaciones en el Observatorio de Monte Palomar debido a su extraordinaria reputación pero sólo durante unas horas y como cortesía del director.

Margaret Burbidge (1919 - ) tuvo que utilizar el nombre de su marido para poder desarrollar la mayor parte de su trabajo anterior a 1967.

Vera Rubin (1928 - ) fue la primera mujer que utilizó de forma legal el telescopio de Monte Palomar en 1964.

Margaret Geller (1947 - ) se le ha concedido un doctorado honoris causa en España por su estudios sobre la distribución de las galaxias en el universo.

Jocelyn Bell (1943 - ) tuvo que sobreponerse a la tremenda injusticia de no considerarla para el Premio Nobel de Física por el descubrimiento de los púlsares. El premio fue concedido a su director de tesis.

"Esta es una batalla que tendrán que luchar las mujeres jóvenes. Hace treinta años pensábamos que la batalla acabaría pronto, pero la igualdad es tan elusiva como la materia oscura". (Vera Rubin)

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